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domingo, 9 de marzo de 2014

Poema "Annabel Lee", de Edgar Allan Poe, traducido y adaptado por mí.

Fue hace muchos, muchos años,
En un reino junto al mar,
En donde vivía una doncella que tal vez conozcan
Por el nombre de Annabel Lee;
Y esta doncella vivía sin pensar en más
Que amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño y ella era una niña,
En éste reino junto al mar;
Pero amamos con un amor que era más que amor
Mi Annabel Lee y yo;
Con un amor que los serafines del cielo
Nos codiciaban a ella y a mí.

Y ésta es la razón por la que, hace mucho,
En éste reino junto al mar
El viento sopló por una nube, enfriando
Mi hermosa Annabel Lee;

Entonces llegó su pariente de alcurnia
Y la arrebató de mí,
Para enclaustrarla en un sepulcro
En éste reino junto al mar.

Los ángeles, ni medio felices en el cielo,
nos envidiaban a ella y a mí.
¡Sí! Esa fue la razón (como todos los hombres saben
en éste reino junto al mar)
Por la que el viento salió de entre las nubes en la noche
helando y matando a mi Annabel Lee.

Pero nuestro amor era por mucho, más fuerte que el amor
de aquellos mayores que nosotros,
de aquellos más sabios que nosotros.
Y ni los ángeles del cielo encima,
ni los demonios debajo del mar,
podrán nunca separar mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee.

La luna nunca brilla sin traerme los sueños
de la hermosa Annabel Lee;
Y las estrellas nunca se elevan sin que sienta los brillantes ojos
de la hermosa Annabel Lee;
Y así, toda la noche con la marea, me acuesto al lado
de mi querida, mi amada, mi vida y mi novia,
en el sepulcro junto al mar,
en su tumba junto al rugiente mar.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Enterrement

Es como caer y rodar por una espiral que no termina. Es ver la misma película una y otra vez con una cadena de déja vùs en donde todos viven como si no recordaran nada y no te pudieran oír gritando mientras clavas las uñas en el piso sin logro alguno. Nada te empuja, pero nada te detiene. Caes y caes y sigues cayendo; entonces hiperventilas y el frío trepa hasta tu pecho. Ojos que ven borroso, siluetas deformes, latidos y de repente nada... tu cuerpo no te deja respirar más y se detiene. Puedes ver, puedes pensar y crees que vas a morir en ese mismo momento. Esperas que alguna mano te arrastre porque parece que al fin es el momento, pero no pasa nada. Tu pecho ya no se mueve y aún así sigues consciente. No. No es el momento, no puede serlo. Algo se enciende adentro de ti y puedes sentir tu piel gritando en cada vello que se eriza. Ves obscuridad mientras inhalas como nunca lo has hecho, como si volvieras a nacer pero sin los beneficios de ser nuevo. No parece otra oportunidad, parece más una idea deforme que no ha incubado en tu cabeza lo suficiente. Nada sale como lo planeaste... ¿alguna vez lo hizo?